Revista de la CEPAL - Volume 1982, Issue 16, 1982

En este trabajo se examinan los principales aspectos de la evolución y de las transformaciones recientes de la agricultura y alimentación de los países latinoamericanos, y se pretende además ofrecer una apretada visión de conjunto, a pesar ele las limitaciones derivadas de información insuficiente y a veces parcial.

Sólo un aumento sostenido y prolongado de la producción de alimentos y productos agrícolas puede conducir a la solución del problema de la seguridad alimentaría, que destaca cada vez más como uno de los principales desafíos económicos a escala mundial. Desde este punto de vista, la evolución reciente del conjunto de América Latina no ha sido satisfactoria, pues en muchos países el aumento de la olería no equiparó al de la demanda, impulsada por el crecimiento de la población y del ingreso. Por esta razón, y en términos generales, se redujo la autosuficiencia de la región en materia de productos agrícolas a la par que subsisten los pertinaces problemas del desempleo y subempleo agrícolas y de la subnutrición.

Sobre la base de un conjunto de investigaciones empíricas los autores exploran la relación entre estructura agraria y población. Después de una introducción en la que presentan su orientación teórica y metodológica, caracterizan las tendencias actuales de los cambios en la estructrura agraria, entre los que destaca la ‘intensificación’ del proceso de penetración de las formas capitalistas en el agro.

Durante los últimos años se ha prestado creciente atención a las transformaciones ocurridas en el medio rural y en particular a las relativas al campesinado latinoamericano.

Los grandes problemas de los países latinoamericanos que tienen sus manifestaciones más agudas en la pobreza, la desnutrición y en el desempleo y subempleo de una parte importante de la población, hacía imperativo repensar el papel de la agricultura dentro del proceso de desarrollo. A pesar de la acelerada urbanización y de la pérdida de importancia relativa del sector agropecuario en la generación del producto nacional, este sector sigue ocupando un lugar estratégico en la mayoría de los países de América Latina. Después de una fase de casi exclusiva atención a los medianos y grandes productores, en los últimos años el debate intelectual se ha concentrado particularmente en los pequeños productores, con limitado acceso a la tierra y a los demás recursos productivos, y que para su sustento dependen en su mayor parte de la mano de obra familiar. Los principales tenias de discusión se refieren al funcionamiento y la lógica de la producción familiar agrícola, como así también su significado y perspectiva dentro de los estilos de desarrollo vigentes en la región; sin embargo, a pesar de la actualidad del debate, muchos de los argumentos utilizados se basan, explícita o implícitamente, en enfoques o teorías desarrolladas en Rusia a comienzos de siglo.

Es propósito de este artículo analizar el papel que juegan las formas campesinas de producción en el proceso de acumulación capitalista en América Latina y evaluar sus perspectivas.

El principal objetivo que el autor persigue en este trabajo consiste en demostrar que el campesinado, además de constituir una categoría de productores agrícolas, reúne las condiciones necesarias para ser considerado una clase social. Gran parte del comportamiento económico típicamente campesino se debe, en el fondo, a las relaciones socio-económicas que mantiene con otras clases más poderosas, pues ellas son las que limitan su acceso a casi todos los insumos productivos y facilitan la transferencia involuntaria de una parte de los recursos que genera hacia otros sectores de la sociedad.

Siempre tuve un alto concepto de la CEPAL. En aras de la brevedad, no enumeraré las múltiples razones que tengo para ello, de manera que me concentraré en una dimensión que es especialmente pertinente en el confuso y desconcertante mundo de hoy. Me refiero al papel señero de la CEPAL en el desarrollo y la cooperación económica internacional; a su aporte a la identificación y análisis de los obstáculos que se oponen al desarrollo; al conocimiento más profundo de esos obstáculos y a su difusión entre quienes formulan políticas y ante la opinión pública; a la generación de la voluntad de adoptar medidas prácticas para resolver los problemas. La contribución de la CEPAL a la teoría del desarrollo no radica tanto en las tesis específicas que ha propuesto y en sus numerosas ramificaciones intelectuales, sino en el hecho de haber puesto en tela de juicio el pensamiento tradicional acerca de la dinámica del desarrollo internacional, y presentado una doctrina optativa. La teoría ortodoxa, como ustedes recuerdan, sostenía (pie las fuerzas espontáneas tienden siempre hacia el equilibrio y que en estas condiciones estaban asegurados el pleno empleo, el crecimiento económico y el desarrollo, y la utilización óptima de los recursos. Afirmaba además que se podía confiar en (pie las fuerzas espontáneas producirían no sólo un desarrollo internacional estable sino también la igualdad progresiva del ingreso en todo el mundo.